Perdón por todas las veces que te creíste mis mentiras. Por todas
las veces que te di todo y sin embargo no fue suficiente, necesitabas más.
Perdón por ser la droga de la
que nunca pudiste rehabilitarte. Perdón por ser eso que jamás vas a entender,
pensando que me conocías más que nadie.
Perdón por haberme amado quizás
como nunca vayas a amar a nadie. Perdón por haberme robado los años más lindos
de tu vida. Perdón por haberme convertido en el antónimo de tu novela.
Perdón quizás por hacerte
promesas que nunca te pude cumplir, como por ejemplo, que siempre te iba a
amar. Perdón por las veces que me dejaste sola en un boliche, perdón por
haberme quedado preocupada si llegabas bien a tu casa, si me querías, si
estabas bien conmigo.
Perdón también por todas las
veces que necesite tu amor y no estabas.
Perdón por amarte tanto que me dolía el pecho de lo fuerte que era.
Perdón por haberme llevado todo y no poder devolverlo.
Perdón por las veces que me
dijiste que nunca iba a encontrar a nadie como vos. Perdón, por haberme creído
esa frase.
Y te pido perdón, por todo
esto.
Lo más importante no es que aprendí
a perdonarte, sino que aprendí, que no es quien te roba el corazón, si no,
quien te hace sentir que lo tenes.