Cuántas veces dije que no iba a caer más en tus brazos, en tus engaños, y en tus manipulaciones?.
Acá me tienen. Otra vez. Rendida a tus pies, porque sos mi emperador y yo tu súbdita.
Por más que quiera negarlo, me manejaste siempre que quisiste, me dejas que te supere, que te llore, que te olvide, y después apareces con tu mejor sonrisa diciendo que queres que vuelva a vos.
Es ese mismo circulo de siempre, el enamorado-resignado no iba a terminarse nunca a menos que yo quiera que se termine.