24/11/13

Dos extraños conocidos

Si estás leyendo esto es porque te encontrás solitario, y no hablo personalmente, sino que necesitas una compañía aunque estés en esa fiesta rodeado de gente que finge estar pasándola bien. Ves esa chica, preciosa, a la cual no le hablas por miedo al rechazo, que le esta dando un beso al chico que ya se beso otras dos adolescentes, y lo único que piensa es una relación sexual casual.
Te replanteas, a veces, por que sos tan tímido y en realidad no te gusta encarar "porque si". 
La chica en cuestión, te mira y te saluda, y sigue bailando con algún trago encima, seguramente charlando con la mitad de la fiesta y con el maquillaje todo corrido.
Te replanteas por que no la invitaste a salir cuando tuviste la oportunidad. Porque en ese momento pensaste más que no le mereces, a que ella no te merezca.
Hundido en pensamientos, te pedís otra cerveza.
¿Dónde estarán los dueños de la casa? El hijo preocupado escondiendo los muebles que son más frágiles, y los adolescentes reunidos jugando a cualquier juego que tenga alcohol y que sirva para poder besarse entre ellos. Observas la situación desde afuera, y contemplas como lentamente cada una de esas chicas, se iba a quedar sin ropa en menos tiempo.
El chico popular no te saludaría, simplemente se dedica a hacer reír a la fiesta y a lucir mejor que todos, porque puede. No se limitaría a pensar que sos importante para el, porque vos no lo sos, para nadie.
La chica con lentes y con vestimenta de varón, te abre la cerveza. Vos asentís y te volvés a sentar, como un testigo de la escena del crimen, en primera persona.
Efectivamente, la chica a la cual buscabas se está yendo con el chico popular. Ella merece algo más, vos lo sabías. Ella lo sabía. Pero nadie lo decía.
Cuando se está por ir, ella te saluda. Y te pide que por favor cuides a su mejor amiga, devastada por el alcohol.
No podrías decirle que no. Es tu debilidad, y te quedas con la chica de lentes, hablando sobre John Lennon y cuanto revoluciono la música en las culturas precolombinas.

Abatido, te pedís un remis y te vas a tu casa. Llegas y te dedicas a comerte alguna porción de pizza o tal vez con suerte, tu madre te habría guardado una milanesa.
Pensas en como las cosas se jodieron lentamente. Y que costaría cambiarlas.

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Es el sexto vaso de vodka con naranja y me doy cuenta que tengo que parar. La música esta demasiado alta, están haciendo una compilación muy buena de Nirvana con The doors y pienso que es la mejor fiesta a la que he asistido. Mi mejor amiga está cansada, viene de estudiar todos los días para la facultad y en el segundo vaso ya empezó a hablar de sus influencias musicales a la hora de inspirarse artisticamente.

Siento que si voy al baño a retocarme el maquillaje, voy a salir peor de lo que estoy. Así que saco mi celular para verme el reflejo y veo que parezco Lindsay Lohan. 
Ojala fuera más flaca. Ojalá que mi papá deje de tomar alcohol. Ojala la música dejara de estar tan fuerte.
Salgo del baño y veo que mis medias están rotas. Y acaba de llegar el chico que siempre está atrás mio.
Lo miro y lo sonrió porque no puedo no hacerlo: soy lo que todos admiran. O lo que todos admiran ser.
Y ahí está el chico más lindo de la fiesta, pero que siempre está demasiado alcoholizado como para acordarse de algo la noche anterior. Nos besamos muchas veces, y después de que el bese muchas mujeres.
No quiero comprometerme, porque yo no soy así, y tampoco quiero empezar a serlo.
Me acerco a la computadora y reproduzco The Smiths. La gente suelta un grito ahogado, aclamandome.
Mi mejor amiga le acaba de abrir la cerveza al chico raro. Y le está hablando, como si él pudiera tener ojos para ella, que se viste como si fuera salida de la Comisaria cercana a nuestra casa.

Después de besarme innumerables veces con el chico popular, me acaba de invitar a su casa. Tengo varias copas encima, y mi madre con solamente mandarle un mensaje de texto, sabría que estoy viva y que no iba a volver. Mando el mensaje, y le digo al chico raro que cuide a mi mejor amiga y que se asegure que llegue a su casa.
Mi amiga sonríe, y el chico también.
Siempre consigo lo que quiero ¿sabias?

Una noche que dejemos más para el olvido que para el recuerdo. El chico popular vomito todo su auto y me dijo que estaba demasiado inconsciente como para hablarme. Mi mamá se asusto cuando llegué, en realidad me gritó que no haga ruido que quería dormir. Creo que es su manera de preocuparse.

Pensé en como las cosas se jodieron lentamente. Y que costaría cambiarlas.

todes

 De repente, les miré. Observé nuestra ronda, al lado del skatepark. Todes sonriendo, mientras contaban anecdotas de nuestro pasado... como ...